Me
toca, por varios roles de mi vida y por el principal que para mí
siempre será ser mujer (mujer blanca, occidental, heterosexual y de
clase media), repensar sobre todos los estereotipos y prejuicios de
género ajenos y propios (Sí, los propios también, y con más
razón) Me ha tocado desaprender desde el amor romántico hasta el
ideario moderno de maternidad pasando por todas aquellas cuestiones
que el feminismo reclama tradicionalmente desde hace siglos y que
estamos a años luz de conseguir.
Te
confieso, aunque tú ya lo sabes, que antes de ti yo ya había
renunciado a la idea de una vida en pareja. Me daba mucha pereza
existencial (¿eso existe?) implicarme de nuevo a nivel emocional con
los hombres en general y con los hombres que se auto-proclaman
feministas en particular.
-<<pero
niña! Tú no querías que nosotras compartiésemos vuestra lucha?>>
Si
pero...me importa un pijo que hables en femenino si lo haces mientras
“matizas” las palabras de una compañera para decir lo mismo pero
dejando bien claro que en cualquier espacio la última palabra es la
tuya. Tampoco sirve tu apoyo si para ti significa dar lecciones de
feminismo de libro a quiénes sufren esas opresiones que tú solo has
leído. Os he escuchado y leído, a todos vosotros quejaros tantas
veces de los espacios no mixtos y llamarnos feminazis por atender a
nuestra necesidad de tener espacios propios donde organizarnos,
empoderarnos, apoyarnos y querernos sin vuestra supervisión
paternalista. Os he visto, todas os hemos visto, en primera fila en
las manifestaciones del ocho de marzo mientras vuestras compañeras,
madres, amigas, hermanas, no han podido acudir porque tienen que
cuidar a lxs que también son vuestrxs hijxs, padres, madres,
abuelxs, etc. Joder! Os he visto tantas veces tratándonos mal de
puertas para adentro y ondeando la bandera de la igualdad de puertas
para fuera; dejar solas, tremendamente solas a vuestras amigas del
alma cuando han sido mamás y ya no pueden compartir su tiempo de
ocio con vosotros en un bar sino en un parque...Y sí, también os he
escuchado demasiadas veces decirle a una mujer que cuestionaba
vuestros privilegios que lo que le hace falta es una buena polla. Ya
no os cuento todas las veces que os he visto molestando y acosando a
una mujer, usando vuestro discurso "feministo" para
meternos mano o no respetarnos cuando hemos bebido de más y no hay
una amiga mujer cerca nuestra. Todo esto a todos vosotros, hombres de
mi alrededor que os llamáis feministas. A ninguna nos sirve de nada
que vuestro lenguaje sea inclusivo ni que os defináis como
feministas porque somos capaces de ver que vuestros actos siguen
siendo asquerosos y vuestros privilegios siguen estando intactos.
Antes
de que llegases, me prometí a mí misma que el día que me implicase
en una relación a nivel sentimental, al nivel más de amor romántico
que me permite mi grado actual de deconstrucción, sería un hombre
con quien la palabra crianza adquiriese todas sus dimensiones, o
todas las mías ¿por qué no decirlo? Así que prácticamente asumí
que no criaría con un hombre sino que como tantas mujeres tendríamos
que alimentarnos emocional, afectiva y logísticamente de la tribu.
De la familia de sangre, de la familia elegida.
Y
de entre los hombres que pasaban por mi vida para cubrir necesidades
solo físicas llegaste tú para cubrir también las afectivas. Casi
sin darme cuenta me sorprendí hablando en clave de futuro de temas
para mí cuasi sagrados y que solo trato en consejos de sabias. Como
para mí casi todos los temas son susceptibles de análisis en clave
de género el feminismo no tardó en salir y hablamos (vale, hablé)
de mis activismos personales y de todos aquellos que he tenido la
oportunidad de compartir con mujeres, muchas mujeres bellas y
empoderantes. Y tu cara era un poema que parecía no entender algunas
cosas (vale, muchas cosas). No me dejaste que te analizase ni un
poquito. Escuchaste y callaste, y a esto nosotras no estamos
acostumbradas porque siempre hay una frase que dice algo así como
“entiendo lo que me dices pero...” Aún así seguimos
viéndonos sin que yo supiese muy bien por qué tú sí y otros
tantos no y fue de nuevo mi perspectiva de género la que me dio la
respuesta al ver que tú, que jamás te has llamado feminista, eres
el hombre más feminista que conozco.
-Tú
eres esa persona que durante tantos años se ocupó, siempre, de los
cuidados de su yayo. Lección uno: Para ti los cuidados no son cosa
de mujeres.
-Eres
esa persona que está al lado de sus amigas mujeres, y se que no
entiendes y que te preocupan muchas cosas de las que hacen o muchas
de las decisiones que toman pero jamás te he escuchado aún juzgar a
ninguna de ellas, mientras veo con pena como a muchas de nosotras nos
cuesta hacer aún un ejercicio tan básico de empatía. Lección dos:
Yo a tu lado suspendo en sororidad, aunque se que no es correcto
aplicarte ese término a ti.
-Eres
esa persona que besa y abraza a sus amigos y familiares, a ellas y
también a ellos. Lección tres: tu masculinidad no se mide por la
fuerza con que golpeas a otros machos, si alguien cree que se mide
así me encanta que hagas saber que te importa una mierda su
construcción social de masculinidad.
-Eres
esa persona que teniendo un trabajo fijo se mudó a unos cuantos km y
a unas cuantas curvas renunciando a la comodidad de una posición X
para compartir conmigo ¡conmigo! trabajadora temporal que empujada
por un sueño prefiere alternar jornales en el campo con periodos de
hostelería antes que buscar un “buen trabajo de lo suyo” porque
es una loca sin domesticar que en la ciudad se marchita. Lección
cuatro: Tu trabajo y tu posición socioeconómica (mejores que la
mía) no tienen que condicionar mis deseos. No he tenido que hacer
renuncias, ni tan siquiera concesiones.
-Eres
esa persona que llegó a casa pensando como tantos hombres que la
ropa la lavaban duendecillos mientras dormías y que desde el día
uno pone lavadoras, friega, hace baños y recoge caca de gato del
arenero. Lección cinco: Soy hombre y no “colaboro” sino que
hago. Y, esto es un clásico, no hago mal las tareas para que al
final desistas de intentarlo y acabes haciéndolo tú.
-Eres
esa persona que un día me dijo lo más bonito que me han dicho nunca
aquel día que en el coche me dijiste “He preguntado en el trabajo
y puedo pedir una excedencia de dos años sin perder mi puesto”
Ahora estás pensando que eso no es lo más bonito que me has dicho
pero sí lo es porque ese día supe que aquel día que yo, y solo yo,
hablé de feminismo tú lo entendiste todo y por eso no había
ninguna frase con “pero” . La lección más importante es que
entendiste la crianza en todas mis dimensiones y ahora son las
nuestras. Ahora se que cuando lleguen lxs niñxs tendrán siempre a
unx de lxs dos para acompañarles en sus procesos hasta que estén
preparadxs y que cuando yo necesite volver a la esfera de lo público
(aunque sea dentro de la precariedad más absoluta) tú estarás para
recoger el testigo de la esfera de lo privado y ¡joder! Desde mi
situación y mi forma de entender todo esto no se me ocurre nada más
feminista que eso.
Y
criaremos en tribu como para mí no puede ser de otra forma pero
desde luego contigo aquí será una tribu aún más fuerte de lo que
imaginaba.
GRACIAS.
Por hacerme confiar de nuevo, porque existen hombres feministas
aunque nunca se hayan llamado así a sí mismos. Ahora entiendo que
no tienen importancia tantas cosas a las que antes daba valor, no
importa que no sepas lo que es el feminismo de la diferencia o que
jamás hayas leído a Simone de Beauvoir, incluso que a ti eso de
feminismo provinciano interseccional te suene a diálogo de amanece
que no es poco. Ahora no me pierdo en discursos vacíos y sé que lo importante es que te demuestren con actos que te quieren libre, que te quieren feliz y que te cuidan para que no dejes de ser fuerte y no porque te crean débil.
Ahora
vamos a seguir deconstruyendo para construir, seguro que nunca
llegaremos a terminar pero mientras dure, estaremos en el camino.
PD:
Dicen que existen excepciones de todas las reglas. Jairo, Luquicas, sin duda en este tema vosotros sois las mías <3este tema vosotros sois las mías <3