lunes, 2 de junio de 2014

Salud mental...la estigmatización y persecución continúan

El Proyecto de Reforma del Código Penal, aprobado en el Consejo de Ministros el 20/09/2013 resulta realmente preocupante por muchas cuestiones, algunas conocidas por todxs pero otras de las que directamente no se habla como es lo que afecta a las personas diagnosticadas de algún trastorno psiquiátrico, no se habla porque sigue existiendo una estigmatización bestial hacia estas personas. En 2012 realicé mi trabajo de fin de master acerca de salud mental en el ámbito penitenciario, alarmada por cifras de la propia Dirección General de Instituciones Penitencias que mostraban que mientras para el año 2006 eran 182 las personas que se atendían en el Hospital psiquiátrico penitenciario de Sevilla mientras que en las cárceles comunes andaluzas el número de presos con “enfermedades mentales” graves era de 1.120, de 5.600 si tenemos en cuenta a todas las personas presas con algún “trastorno mental”. Aunque en un trabajo tutorizado y para el que se pretende aprobar todo un curso no pude enfocar el tema de la salud mental desde el escepticismo que me suscita sí utilicé los numerosos estudios que evidencian que el número de personas que desarrollan dichas “enfermedades” dentro de la prisión es exponencial (avalados incluso por la OMS, encargada de seguir engordando la lista de estas “enfermedades” mediante la patologización de numerosas conductas)
La cuestión es que si partimos del supuesto de que la “enfermedad mental” existe no se puede entender que el tratamiento que se ofrece a una persona reconocida como enferma sea precisamente el que se ofrece desde Instituciones Penitenciarias, algo que l@s trabajador@s sociales llevan tiempo denunciando.
¿Qué pasará cuando a la precaria situación en la que se encuentran estas personas que se suponen enfermas y se encuentran custodiadas en instituciones estatales que asumen -al menos sobre el papel- tanto la función de reinserción social como la de rehabilitación y/o conservación de la salud le sumamos lo siguiente?
-Se equiparará enfermedad mental con peligrosidad y se tipificará a la persona con trastorno mental como Sujeto Peligroso.
-Actualmente, una persona no puede ser condenada por un acto que no ha realizado. Con la reforma ¡¡¡¡¡la presunción de posibles delitos será motivo de condena!!!!!
-Ya no habrá límite temporal a la reclusión en un centro psiquiátrico como Medida de Seguridad. Una persona con un diagnóstico de salud mental que ha cometido un delito, independientemente de la gravedad de ese delito, puede permanecer en un centro psiquiátrico indefinidamente, incluso de por vida.
-La Libertad Vigilada se plantea también como perpetua.
-Toda persona diagnosticada que se encuentre bajo libertad vigilada podrá ser forzada a presentarse de manera regular y periódica ante un médico, psiquiatra o psicólogo y a medicarse y ATENCIÓN esto ya no dependerá de un criterio médico sino de un criterio judicial.
Si esto no nos hace reflexionar porque somos parte necesaria para la perpetuación de la estrigmatización de la “enfermedad mental” quizás nos ayude pensar que 1 de cada 4 personas pasa, ha pasado o pasará por lo que se considera un problema de salud mental a lo largo de su vida, según este sistema y su definición de enfermedad mental tod@s somos loc@s en potencia. Si aún no has empezado a reflexionar tal vez lo hagas si piensas en la multitud de comportamientos que alguna vez han estado tipificadas como enfermedad mental como puede ser la homosexualidad (y que aún son considerados como tal en otras culturas) además al contrario de lo que se cree el número de comportamientos susceptibles de ser considerados una patología por la institución psiquiátrica crece día a día por lo que cada vez es mayor el número de personas expuestas a los efectos del nuevo Código Penal.

Loc@ es tod@ aquel/aquella que es diferente a lo que la sociedad considera normal, loc@ es el que ríe cuando todo el mundo cree que solo hay motivos para llorar, loc@ es el que canta bajo la tormenta porque no tiene miedo a la lluvia, loc@ es quien no calla, quien cree que merece la pena ser quién se quiere ser, loc@ es el que ve la vida de una forma que l@s demás no son capaces de ver, quien cree que puede cambiar el mundo... y a veces es@ loc@ se puede volver peligros@ exactamente igual que a veces se vuelve peligros@ aquel/aquella que se creía normal.

Más información:
http://www.todoporhacer.org/de-enfermosas-a-peligrososas-la-salud-mental-en-la-reforma-del-codigo-penal

lunes, 21 de abril de 2014

Disyuntivas, un poder fáctico


Es difícil gestionar la impotencia diaria que siento al escuchar y/o participar en espacios y foros de debate plagados de disyuntivas que solo nos presentan dos alternativas posibles entre las cuales hay que elegir una. La máxima “divide y vencerás” es más efectiva cuanto mayor es la polarización de las ideas y por supuesto de los afectos y es por ello que estas disyuntivas, que se presentan como verdades absolutas, se encuentran presentes en los discursos dominantes y se repiten como un mantra, solo que en lugar de servir de apoyo a la meditación éste nos invita a no discurrir más allá de lo oficialista.

Alguno de los ejemplos de disyuntivas más comunes podrían ser público o privado, dictadura o democracia, izquierda o derecha política, monarquía o república, etc. eso sin entrar a las cuestiones que afectan de forma más directa a nuestra construcción personal como bien pueden ser hombre o mujer, homosexual o heterosexual, etc. aunque éstas últimas ni tan siquiera consiguen visibilizarse en los foros y espacios de debate públicos. Aclaro que las posibilidades a las que hago referencia no consisten en modelos público-privados, ecuaciones para equilibrar gobiernos en función de un mayor o menor grado de democracia o de autoritarismo, obviamente tampoco hablo de la creciente moda del centro político. No me refiero a una solución aristotélica en la que “la virtud se encuentra en el término medio entre dos extremos viciosos ambos, uno por exceso y otro por defecto.” Hablo de alternativas revolucionarias que lleven a la praxis teorías que quizás por sus pretensiones internacionalistas no han podido desarrollarse plenamente pero de las cuales existen numerosos ejemplos a lo largo y ancho de este lugar llamado mundo.

No debe suponer una carga tener un pensamiento divergente pero es muy difícil no caer en la resignación en una sociedad cuya dinámica de adoctrinamiento siempre te indica entre qué debes decidir, criminalizando mediante la continua perversión del lenguaje aquellas opciones que sin duda pondrían en peligro su grandilocuente alocución. Basta entender como se descalifican alternativas mediante la manipulación de la semántica, la palabra griega “ἀναρχία”, que etimológicamente significa sin gobierno o sin soberano y de la cual se desprende todo un movimiento ideológico se desvirtúa utilizándose como sinónimo de caos y desorden porque se acepta como axioma que donde no hay poder coercitivo no puede existir orden.

Aún así cabe destacar como resulta peligroso para el sistema la celeridad con la que se extienden algunas prácticas e ideas fuerza de la filosofía anarquista, como la acción directa. Las acciones llevadas a cabo por las diferentes PAH's a lo largo y ancho del estado español tanto de scraches a políticos en las mismas puertas de sus casas y trabajos como la recuperación de pisos vacíos y su posterior gestión colectiva son acciones que cumplen las premisas básicas de la acción directa que define en parte la práctica anarquista:
-Ataque directo al estado, al capitalismo, y al actual régimen.
-Son acciones ejecutadas por el grupo y no por ningún/a líder.
-Actúan directamente contra la persona, el objeto o el símbolo en cuestión.

Con esto no quiero decir que las PAHs sean de ideología anarquista, es más, puedo afirmar con pleno conocimiento de causa que no lo son pero sí han sabido pasar de la reivindicación verbal a la acción directa, armando todo un tejido social basado en el apoyo mutuo y en la defensa de intereses privados e individuales que no solo han conseguido convertir en públicos y colectivos sino que han hecho de los mismos proyectos enteramente auto-gestionados, utilizando estructuras horizontales y practicando la democracia directa mediante el costoso esfuerzo de buscar el consenso. Creo que es en eso en lo que reside su éxito, utilizando un juego de palabras, en el poder del empoderamiento.

Sin embargo, la mayoría de políticxs se apresuran a condenar estas acciones; al igual que la mayoría de medios de comunicación se apresuran en reforzar sus dos sectores de los debates, volviendo a escenificar de manera clara cuál es la disyuntiva de turno. El debate nunca será sobre la posibilidad de que un grupo de personas se auto-organice para defender un derecho común sin que un gobierno, administración, líder o divinidad les guíe o sobre la estupidez de elevar el concepto de propiedad a la categoría de derecho natural. El debate será de nuevo una disyuntiva simplista que nos permita creer cómodamente que nuestra única alternativa sigue siendo el cambio de gobierno y no la destrucción del mismo en todas sus formas.

Entre todas las disyuntivas que se escenifican en los distintos espacios abiertos, franjas horarias y entre los diferentes actores públicos no cabe la difusión de apuestas auto-gestionarias que funcionan entre los miembros de una comunidad por la inercia de la cooperación necesaria para la “super-vivencia” y la “con-vivencia”. Cada día vemos ejemplos de como diversos grupos y personas se auto-organizan para atender a las necesidades de los miembros de su comunidad allí donde al estado, ya sea en términos económicos o sociales, no le resulta rentable llegar. Igualmente no se visibiliza la posibilidad real de auto-gobiernos de personas libres y por ello iguales, educadas sobre la máxima del apoyo mutuo y no de la competencia.

Si fuésemos capaces de comprender la importancia del aprendizaje basado en el mutualismo humano entenderíamos cual es la finalidad de hacernos competidorxs. 

jueves, 6 de marzo de 2014

Introspección

Quiero mirar pa' adentro, a lo que se esconde en mis entrañas; mis mentiras y certezas, todos los miedos, las virtudes que cada persona y cada momento han improntado en mí. Mirar pa' adentro para ver todo lo que hay afuera.


Mirar pa' adentro no para alimentar mi egoismo sino por una necesidad desmedida de proyectar mi esperanza en el silencio y poder volver haciendo mucho ruido. Mirar pa' adentro y apuñalar toda la insidia que ha absorbido cada poro de mi piel de esta sociedad tantas veces malintencionada.


Mirar pa' adentro y sacudirme toda la necesidad de ser parte de un todo y trascender siendo parte de algo, un algo pequeño pero que no surja de la necesidad sino de la convicción.


Mirar pa' adentro y perdonar todas mis incoherencias, dejar a cero el contador y volver a equivocarme tantas veces como haga falta para volver aprendiendo lecciones ya olvidadas. Mirar pa' adentro para hacer todo lo que me sale de las tripas sin que lo vano me imponga límites.







Del deber de la desobediencia civil


"No es deseable cultivar por la ley un respeto igual al que se acuerda a lo justo. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en todo momento lo que considero justo"
Henry David Thoureau. Del deber de la desobediencia civil

La desobediencia civil ha sido, históricamente, y es aún hoy el mecanismo más eficiente para la participación ciudadana. Ésta representa seguramente el único vehículo efectivo para la transformación de aquellas cuestiones que, a pesar de estar recogidas en la legislación, son a todas luces injustas y más si tenemos en cuenta la escasez de medios para la toma de decisiones más allá de las elecciones cada cuatro años. Elecciones, sujetas a representantes que aspiran a ostentar el poder para seguir privilegiando a las minorías poseedoras de los medios de producción capitalista y de las cuales, o bien forman parte, o bien aspiran a ello. Las leyes, como elementos del mantenimiento del orden social establecido son en muchas ocasiones arbitrarias y por ende injustas, de ahí que los grandes cambios de la historia se llevasen a cabo practicando la desobediencia. Uno de los ejemplos más evidentes de la historia podría ser la desobediencia civil practicada para la consecución de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, también ejemplos más próximos y recientes como la insumisión ejercida en España con la objeción de conciencia respecto al servicio militar obligatorio.
Bajo las siglas PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca o Plataformas stop desahucios) se encuentra el mejor ejemplo de que la participación ciudadana cuando se produce de forma masiva puede influir no solo en la toma de decisiones si no sobre todo en la construcción de una conciencia colectiva que haga irremediable el cambio. El ejemplo de que estas plataformas han influido en la toma de decisiones no viene, como es evidente, de la mano de las diferentes chapuzas que desde el gobierno se han llevado a cabo para intentar convencer a la opinión pública de que el problema ha sido solucionado. El ejemplo al que me refiero es que a estas plataformas nos ha surgido un extraño compañero de cama como es la Unión Europea, un organismo que genera tanta desconfianza como los gobiernos nacionales que lo agrupan pero que a su vez ha sacado los colores a quienes se han alternado históricamente el poder desde el fin de la dictadura; y lo han hecho tildando a nuestra legislación hipotecaria de ilegal y abusiva, concediendo a estas plataformas el premio al ciudadano europeo 2013 y paralizando desahucios desde su tribunal de derechos humanos de casas "re-apropiadas" por y para la ciudadanía. Todo esto ante la falta de alternativas ocupacionales para aquellas personas desposeídas de su dignidad. El éxito se encuentra, más si cabe, en la
transformación que ha sufrido a raíz de este movimiento el concepto de ocupación; algo que hasta hace pocos años se percibía como una lacra marginal es ahora una cuestión que se reconoce cada día por más personas como una opción lícita. Aunque no lo suficientemente extendida todavía como para plantear problemas más serios al sistema como bien podría ser el cuestionamiento del concepto de propiedad privada.
La indignación que sacudió nuestras dormidas conciencias hace más de dos años con el movimiento 15m no es suficiente si ésta no es reactiva, prueba de ello es que aquello que ha sumido en el silencio a este famoso movimiento es lo mismo que ha hecho extensivo a toda la sociedad los movimientos de stop desahucios: La constancia, o la falta de ésta. Todos nuestros esfuerzos no sirven de nada si éstos no van dirigidos de manera constante y organizada hacia cambios estructurales en modelos endémicos, modelos que nunca han funcionado para todos pero que hasta hace poco parecía tenernos conformes y callados por contentar a la mayoría.
Si nuestra democracia no nos ofrece elementos suficientes para la participación y el cambio, debemos organizarnos para avanzar hacia un nuevo modelo alejado de los miedos que durante la transición hicieron decidir a nuestros padres y abuelos bajo la coercitiva y alargada sombra de la dictadura. Pero ¿pueden unas pocas personas cambiar este sistema? ¿Hasta que punto estos movimientos y su forma de proceder pueden extrapolarse a otros ámbitos? ¿está España preparada para una revolución?
España vive sumisa a una cultura globalizada del miedo, un miedo viral que nos hizo soportar un régimen fascista durante 40 años, un miedo aprendido que nos inmoviliza y que nos haría soportar cien dictaduras más porque, cabe preguntarse ¿es nuestro modelo realmente una democracia? objetivamente yo proclamo que no lo es. Al margen del sistema electoral o la falta de mecanismos que faciliten la participación, todos albergamos en nuestras conciencias la certeza resignada de que las decisiones que nos afectan son tomadas por organizaciones que de lejos trascienden los límites de nuestras fronteras y de las propias esferas de la política internacional. Lo que caracteriza a la tiranía moderna es que ésta no puede ser identificada y es por eso que nos resulta prácticamente imposible acabar con ella; también la caracteriza que ha conseguido hacernos creer que la necesitamos para seguir acumulando los bienes materiales que nos proporciona. Si la tuviésemos frente a nuestros ojos le venderíamos nuestras almas por un iphone5.
Una revolución entendida como una transformación profunda en los organismos políticos,
económicos y sociales requiere de millones de revoluciones individuales que nos impidan repetir los mismos modelos que una y otra vez se nos han revelado como inútiles y perversos, requiere de millones de individuos que se nieguen a sostener a las mismas instituciones rancias y obsoletas cuya máxima expresión, aunque no la única, son los partidos políticos.
El empoderamiento del pueblo hacia un cambio estructural pasa primero por deconstruir todo lo que hasta ahora dábamos por verdadero y segundo por acabar no solo con los modelos y formas de gobierno arcaicas y perpetuadas por el poder si no con aquellos que las sostienen; bien sea mediante el mantenimiento del orden establecido, bien mediante quienes defienden que existen vestigios de dignidad en la política institucionalizada. La política institucionalizada (intencionada y perversamente institucionalizada) anda por ahí moribunda y vamos a perder la magnífica oportunidad de rematarla, la oportunidad histórica de gritar a pleno pulmón: “la política institucionalizada ha muerto” ha muerto víctima de aquellos a quienes despojó de su condición de ser humano, víctima de un pueblo que se negó a seguir obedeciendo.


Si la revolución llega, no temáis, seguro que no comenzará en la puerta de nuestras casas.