Espacio de todo y nada. Cabe la poesía, las imágenes y todo pensamiento desordenado y caótico que sopla por mi azotea haciendo volar los pajarillos de mi cabeza. A veces una solo escribe porque es más barato que un/a psicólogo/a y en mi humilde opinión mucho más efectivo.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
jueves, 9 de octubre de 2014
lunes, 2 de junio de 2014
Salud mental...la estigmatización y persecución continúan
El Proyecto
de Reforma del Código Penal, aprobado en el Consejo de Ministros el
20/09/2013 resulta realmente preocupante por muchas cuestiones, algunas conocidas por todxs pero
otras de las que directamente no se habla como es lo que afecta a las
personas diagnosticadas de algún trastorno psiquiátrico, no se habla porque
sigue existiendo una estigmatización bestial hacia estas personas.
En 2012 realicé mi trabajo de fin de master acerca de salud mental
en el ámbito penitenciario, alarmada por cifras de la propia
Dirección General de Instituciones Penitencias que mostraban que
mientras para el año 2006 eran 182 las personas que se atendían en
el Hospital psiquiátrico penitenciario de Sevilla mientras que en
las cárceles comunes andaluzas el número de presos con
“enfermedades mentales” graves era de 1.120, de 5.600 si tenemos
en cuenta a todas las personas presas con algún “trastorno
mental”. Aunque en un trabajo tutorizado y para el que se pretende
aprobar todo un curso no pude enfocar el tema de la salud mental
desde el escepticismo que me suscita sí utilicé los numerosos
estudios que evidencian que el número de personas que desarrollan
dichas “enfermedades” dentro de la prisión es exponencial
(avalados incluso por la OMS, encargada de seguir engordando la lista
de estas “enfermedades” mediante la patologización de numerosas
conductas)
La
cuestión es que si partimos del supuesto de que la “enfermedad mental” existe no
se puede entender que el tratamiento que se ofrece a una persona
reconocida como enferma sea precisamente el que se ofrece desde
Instituciones Penitenciarias, algo que l@s
trabajador@s sociales llevan tiempo denunciando.
¿Qué
pasará cuando a la precaria situación en la que se encuentran estas
personas que se suponen enfermas y se encuentran custodiadas en
instituciones estatales que asumen -al menos sobre el papel- tanto la
función de reinserción social como la de rehabilitación y/o
conservación de la salud le sumamos lo siguiente?
-Se
equiparará
enfermedad mental con peligrosidad y se tipificará a la persona con
trastorno mental como Sujeto Peligroso.
-Actualmente,
una persona no puede ser condenada por un acto que no ha realizado.
Con la reforma ¡¡¡¡¡la presunción de posibles delitos será
motivo de condena!!!!!
-Ya
no habrá límite temporal a la reclusión en un centro psiquiátrico
como Medida de Seguridad. Una persona con un diagnóstico de salud
mental que ha cometido un delito, independientemente de la gravedad
de ese delito, puede permanecer en un centro psiquiátrico
indefinidamente, incluso de por vida.
-La
Libertad Vigilada se plantea también como perpetua.
-Toda
persona diagnosticada que se encuentre bajo libertad vigilada podrá
ser forzada a presentarse de manera regular y periódica ante un
médico, psiquiatra o psicólogo y a medicarse y ATENCIÓN esto ya no
dependerá de un criterio médico sino de un criterio judicial.
Si
esto no nos hace reflexionar porque somos parte necesaria para la
perpetuación de la estrigmatización de la “enfermedad mental”
quizás nos ayude pensar que 1 de cada 4 personas pasa, ha pasado o
pasará por lo que se considera un problema de salud mental a lo largo de su vida, según este
sistema y su definición de enfermedad mental tod@s
somos loc@s en potencia. Si aún no has empezado a reflexionar tal vez lo hagas si piensas en la multitud de
comportamientos que alguna vez han estado tipificadas como enfermedad
mental como puede ser la homosexualidad (y que aún son considerados
como tal en otras culturas) además al contrario de lo que se cree el número
de comportamientos susceptibles de ser considerados una patología
por la institución psiquiátrica crece día a día por lo que cada
vez es mayor el número de personas expuestas a los efectos
del nuevo Código Penal.
Loc@
es tod@ aquel/aquella que es diferente a lo que la sociedad considera
normal, loc@ es el que ríe cuando todo el mundo cree que solo hay
motivos para llorar, loc@ es el que canta bajo la tormenta porque no
tiene miedo a la lluvia, loc@ es quien no calla, quien cree que merece la pena ser quién se quiere
ser, loc@ es el que ve la vida de una forma que l@s
demás no son capaces de ver, quien cree que puede cambiar el mundo... y a veces es@ loc@ se puede volver
peligros@ exactamente igual que a veces se vuelve peligros@
aquel/aquella que se creía normal.
Más información:
http://www.todoporhacer.org/de-enfermosas-a-peligrososas-la-salud-mental-en-la-reforma-del-codigo-penal
lunes, 21 de abril de 2014
Disyuntivas, un poder fáctico
Es difícil gestionar la
impotencia diaria que siento al escuchar y/o participar en espacios y
foros de debate plagados de disyuntivas que solo nos presentan dos
alternativas posibles entre las cuales hay que elegir una. La máxima
“divide y vencerás” es más efectiva cuanto mayor es la
polarización de las ideas y por supuesto de los afectos y es por
ello que estas disyuntivas, que se presentan como verdades absolutas,
se encuentran presentes en los discursos dominantes y se repiten como
un mantra, solo que en lugar de servir de apoyo a la meditación éste
nos invita a no discurrir más allá de lo oficialista.
Alguno de los ejemplos de
disyuntivas más comunes podrían ser público o privado, dictadura o
democracia, izquierda o derecha política, monarquía o república, etc. eso sin entrar a las cuestiones que afectan de forma más
directa a nuestra construcción personal como bien pueden ser hombre
o mujer, homosexual o heterosexual, etc. aunque éstas últimas ni
tan siquiera consiguen visibilizarse en los foros y espacios de
debate públicos. Aclaro que las posibilidades a las que hago
referencia no consisten en modelos público-privados, ecuaciones para
equilibrar gobiernos en función de un mayor o menor grado de
democracia o de autoritarismo, obviamente tampoco hablo de la
creciente moda del centro político. No me refiero a una solución
aristotélica en la que “la virtud se encuentra en el término
medio entre dos extremos viciosos ambos, uno por exceso y otro por
defecto.” Hablo de alternativas revolucionarias que lleven a la
praxis teorías que quizás por sus pretensiones internacionalistas
no han podido desarrollarse plenamente pero de las cuales existen
numerosos ejemplos a lo largo y ancho de este lugar llamado mundo.
No debe suponer una carga
tener un pensamiento divergente pero es muy difícil no caer en la
resignación en una sociedad cuya dinámica de adoctrinamiento
siempre te indica entre qué debes decidir, criminalizando mediante
la continua perversión del lenguaje aquellas opciones que sin duda
pondrían en peligro su grandilocuente alocución. Basta entender
como se descalifican alternativas mediante la manipulación de la
semántica, la palabra griega
“ἀναρχία”,
que etimológicamente significa sin gobierno o sin soberano y de la
cual se desprende todo un movimiento ideológico se desvirtúa
utilizándose como sinónimo de caos y desorden porque se acepta como
axioma que donde no hay poder coercitivo no puede existir orden.
Aún
así cabe destacar como resulta peligroso para el sistema la
celeridad con la que se extienden algunas prácticas e ideas fuerza
de la filosofía anarquista, como la acción directa. Las acciones
llevadas a cabo por las diferentes PAH's a lo largo y ancho del
estado español tanto de scraches a políticos en las mismas puertas
de sus casas y trabajos como la recuperación de pisos vacíos y su
posterior gestión colectiva son acciones que cumplen las premisas
básicas de la acción directa que define en parte la práctica
anarquista:
-Ataque
directo al estado, al capitalismo, y al actual régimen.
-Son
acciones ejecutadas por el grupo y no por ningún/a líder.
-Actúan
directamente contra la persona, el objeto o el símbolo en cuestión.
Con
esto no quiero decir que las PAHs sean de ideología anarquista, es
más, puedo afirmar con pleno conocimiento de causa que no lo son
pero sí han sabido pasar de la reivindicación verbal a la acción
directa, armando todo un tejido social basado en el apoyo mutuo y en
la defensa de intereses privados e individuales que no solo han
conseguido convertir en públicos y colectivos sino que han hecho de
los mismos proyectos enteramente auto-gestionados, utilizando
estructuras horizontales y practicando la democracia directa mediante
el costoso esfuerzo de buscar el consenso. Creo que es en eso en lo
que reside su éxito, utilizando un juego de palabras, en el poder
del empoderamiento.
Sin
embargo, la mayoría de políticxs se apresuran a condenar estas
acciones; al igual que la mayoría de medios de comunicación se
apresuran en reforzar sus dos sectores de los debates, volviendo a
escenificar de manera clara cuál es la disyuntiva de turno. El
debate nunca será sobre la posibilidad de que un grupo de personas
se auto-organice para defender un derecho común sin que un gobierno,
administración, líder o divinidad les guíe o sobre la estupidez de
elevar el concepto de propiedad a la categoría de derecho natural.
El debate será de nuevo una disyuntiva simplista que nos permita
creer cómodamente que nuestra única alternativa sigue siendo el
cambio de gobierno y no la destrucción del mismo en todas sus formas.
Entre
todas las disyuntivas que se escenifican en los distintos espacios
abiertos, franjas horarias y entre los diferentes actores públicos
no cabe la difusión de apuestas auto-gestionarias que funcionan
entre los miembros de una comunidad por la inercia de la cooperación
necesaria para la “super-vivencia” y la “con-vivencia”. Cada
día vemos ejemplos de como diversos grupos y personas se
auto-organizan para atender a las necesidades de los miembros de su
comunidad allí donde al estado, ya sea en términos económicos o
sociales, no le resulta rentable llegar. Igualmente no se visibiliza
la posibilidad real de auto-gobiernos de personas libres y por ello
iguales, educadas sobre la máxima del apoyo mutuo y no de la
competencia.
Si
fuésemos capaces de comprender la importancia del aprendizaje basado
en el mutualismo humano entenderíamos cual es la finalidad de
hacernos competidorxs.
jueves, 6 de marzo de 2014
Introspección
Quiero
mirar pa' adentro, a lo que se esconde en mis entrañas; mis mentiras
y certezas, todos los miedos, las virtudes que cada persona y cada
momento han improntado en mí. Mirar pa' adentro para ver todo lo que
hay afuera.
Mirar
pa' adentro no para alimentar mi egoismo sino por una necesidad
desmedida de proyectar mi esperanza en el silencio y poder volver
haciendo mucho ruido. Mirar pa' adentro y apuñalar toda la insidia
que ha absorbido cada poro de mi piel de esta sociedad tantas veces
malintencionada.
Mirar pa' adentro y sacudirme toda la necesidad
de ser parte de un todo y trascender siendo parte de algo, un algo
pequeño pero que no surja de la necesidad sino de la
convicción.
Mirar pa' adentro y perdonar todas mis incoherencias,
dejar a cero el contador y volver a equivocarme tantas veces como
haga falta para volver aprendiendo lecciones ya olvidadas. Mirar pa'
adentro para hacer todo lo que me sale de las tripas sin que lo vano
me imponga límites.
Del deber de la desobediencia civil
"No
es deseable cultivar por la ley un respeto igual al que se acuerda a
lo justo. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de
hacer en todo momento lo que considero justo"
Henry
David Thoureau. Del deber de la desobediencia civil
La
desobediencia civil ha sido, históricamente, y es aún hoy el
mecanismo más eficiente para la participación ciudadana. Ésta
representa seguramente el único vehículo efectivo para la
transformación de aquellas cuestiones que, a pesar de estar
recogidas en la legislación, son a todas luces injustas y más si
tenemos en cuenta la escasez de medios para la toma de decisiones más
allá de las elecciones cada cuatro años. Elecciones, sujetas a
representantes que aspiran a ostentar el poder para seguir
privilegiando a las minorías poseedoras de los medios de producción
capitalista y de las cuales, o bien forman parte, o bien aspiran a
ello. Las leyes, como elementos del mantenimiento del orden social
establecido son en muchas ocasiones arbitrarias y por ende injustas,
de ahí que los grandes cambios de la historia se llevasen a cabo
practicando la desobediencia. Uno de los ejemplos más evidentes de
la historia podría ser la desobediencia civil practicada para la
consecución de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos,
también ejemplos más próximos y recientes como la insumisión
ejercida en España con la objeción de conciencia respecto al
servicio militar obligatorio.
Bajo
las siglas PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca o Plataformas
stop desahucios) se encuentra el mejor ejemplo de que la
participación ciudadana cuando se produce de forma masiva puede
influir no solo en la toma de decisiones si no sobre todo en la
construcción de una conciencia colectiva que haga irremediable el
cambio. El ejemplo de que estas plataformas han influido en la toma
de decisiones no viene, como es evidente, de la mano de las
diferentes chapuzas que desde el gobierno se han llevado a cabo para
intentar convencer a la opinión pública de que el problema ha sido
solucionado. El ejemplo al que me refiero es que a estas plataformas
nos ha surgido un extraño compañero de cama como es la Unión
Europea, un organismo que genera tanta desconfianza como los
gobiernos nacionales que lo agrupan pero que a su vez ha sacado los
colores a quienes se han alternado históricamente el poder desde el
fin de la dictadura; y lo han hecho tildando a nuestra legislación
hipotecaria de ilegal y abusiva, concediendo a estas plataformas el
premio al ciudadano europeo 2013 y paralizando desahucios desde su
tribunal de derechos humanos de casas "re-apropiadas" por y
para la ciudadanía. Todo esto ante la falta de alternativas
ocupacionales para aquellas personas desposeídas de su dignidad. El
éxito se encuentra, más si cabe, en la
transformación
que ha sufrido a raíz de este movimiento el concepto de ocupación;
algo que hasta hace pocos años se percibía como una lacra marginal
es ahora una cuestión que se reconoce cada día por más personas
como una opción lícita. Aunque no lo suficientemente extendida
todavía como para plantear problemas más serios al sistema como
bien podría ser el cuestionamiento del concepto de propiedad
privada.
La
indignación que sacudió nuestras dormidas conciencias hace más de
dos años con el movimiento 15m no es suficiente si ésta no es
reactiva, prueba de ello es que aquello que ha sumido en el silencio
a este famoso movimiento es lo mismo que ha hecho extensivo a toda la
sociedad los movimientos de stop desahucios: La constancia, o la
falta de ésta. Todos nuestros esfuerzos no sirven de nada si éstos
no van dirigidos de manera constante y organizada hacia cambios
estructurales en modelos endémicos, modelos que nunca han funcionado
para todos pero que hasta hace poco parecía tenernos conformes y
callados por contentar a la mayoría.
Si
nuestra democracia no nos ofrece elementos suficientes para la
participación y el cambio, debemos organizarnos para avanzar hacia
un nuevo modelo alejado de los miedos que durante la transición
hicieron decidir a nuestros padres y abuelos bajo la coercitiva y
alargada sombra de la dictadura. Pero ¿pueden unas pocas personas
cambiar este sistema? ¿Hasta que punto estos movimientos y su forma
de proceder pueden extrapolarse a otros ámbitos? ¿está España
preparada para una revolución?
España
vive sumisa a una cultura globalizada del miedo, un miedo viral que
nos hizo soportar un régimen fascista durante 40 años, un miedo
aprendido que nos inmoviliza y que nos haría soportar cien
dictaduras más porque, cabe preguntarse ¿es nuestro modelo
realmente una democracia? objetivamente yo proclamo que no lo es. Al
margen del sistema electoral o la falta de mecanismos que faciliten
la participación, todos albergamos en nuestras conciencias la
certeza resignada de que las decisiones que nos afectan son tomadas
por organizaciones que de lejos trascienden los límites de nuestras
fronteras y de las propias esferas de la política internacional. Lo
que caracteriza a la tiranía moderna es que ésta no puede ser
identificada y es por eso que nos resulta prácticamente imposible
acabar con ella; también la caracteriza que ha conseguido hacernos
creer que la necesitamos para seguir acumulando los bienes materiales
que nos proporciona. Si la tuviésemos frente a nuestros ojos le
venderíamos nuestras almas por un iphone5.
Una
revolución entendida como una transformación profunda en los
organismos políticos,
económicos
y sociales requiere de millones de revoluciones individuales que nos
impidan repetir los mismos modelos que una y otra vez se nos han
revelado como inútiles y perversos, requiere de millones de
individuos que se nieguen a sostener a las mismas instituciones
rancias y obsoletas cuya máxima expresión, aunque no la única, son
los partidos políticos.
El
empoderamiento del pueblo hacia un cambio estructural pasa primero
por deconstruir todo lo que hasta ahora dábamos por verdadero y
segundo por acabar no solo con los modelos y formas de gobierno
arcaicas y perpetuadas por el poder si no con aquellos que las
sostienen; bien sea mediante el mantenimiento del orden establecido,
bien mediante quienes defienden que existen vestigios de dignidad en
la política institucionalizada. La política institucionalizada
(intencionada y perversamente institucionalizada) anda por ahí
moribunda y vamos a perder la magnífica oportunidad de rematarla, la
oportunidad histórica de gritar a pleno pulmón: “la política
institucionalizada ha muerto” ha muerto víctima de aquellos a
quienes despojó de su condición de ser humano, víctima de un
pueblo que se negó a seguir obedeciendo.
Si
la revolución llega, no temáis, seguro que no comenzará en la
puerta de nuestras casas.
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